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Llevábamos una temporada de cros primaveral/otoñal y llegó el invierno en el Gran Premio de Cáceres de Valencia de Alcántara.
Una pena, porque ha sido todo un descubrimiento la belleza de la Sierra de San Pedro, que no hemos podido disfrutar como se merece (tendremos que volver)
Todos los participantes, asistentes y miembros de la organización nos merecemos una medalla por aguantar las crueles embestidas del tiempo. La organización mantuvo una lucha constante contra las inclemencias y se mantuvo firme al pie del cañón. Los atletas, desde los más pequeños a los más grandes, en primera fila, los más valientes. Los generales, perdòn ENTRENADORES, dirigiendo a sus atletas, junto a ellos como siempre en las duras y en las maduras. Los familiares aguantamos en la retaguardia, asistiendo en el avituallamiento, guardando la ropa, con el paraguas (hasta que el viento lo rompía), sin carpas porque volaban... En definitiva, todos nos merecemos la medalla, ya que gracias a todos el Gran Premio de Cáceres salió adelante, y es que esto es lo que tiene el cros en algunas ocasiones: frío, agua, viento, barro, resbalones, caídas... y es lo que forja atletas y personas: duras, resistentes, con capacidad de sacrificio, compañerismo, amistad.... Las dificultades nos hacen más fuertes y hacen que nos unamos, formando la gran familia que es el atletismo.
Los resultados los pondremos cuando se publiquen. Con miedo a equivocarme, creo que han sido campeones: Marta y Jorge Cuesta en cadete y Nourreddine en juvenil.
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